El INNOMBRABLE Y LA FAMA
Cuenta la leyenda que allá por los años 470 y 350 a.C. el Partenón de Atenas era un lugar emblemático donde convergían los actos más admirables de la civilización Elena: celebraciones de las diferentes Ciudades-Estados de Grecia. Este templo dedicado a la diosa Atenea, servía como lugar de encuentro de los jóvenes que se acercaban a ofrecer sacrificios y se alistaban para celebrar, lo que con el tiempo pasó a ser, las olimpiadas. Comenzaron en la Ciudad-Estado de Olimpia, en honor del dios Zeus, dios de los dioses. Durante los juegos olímpicos se suspendían las guerras hasta terminar las competiciones En las pruebas, sólo podían participar hombres honorables de ascendencia griega. Los ganadores Vivian el resto de su vida del Estado, recibían guirnaldas de olivo y coronas de laurel. Los ganadores de las celebraciones adquirían gran fama y aquí es donde yo quería llegar: mi memoria me dice que hace tiempo un profesor de formación cl...