El INNOMBRABLE Y LA FAMA
Cuenta la leyenda que allá por los años
470 y 350 a.C. el Partenón de Atenas era
un lugar emblemático donde convergían los actos más admirables de la civilización Elena:
celebraciones de las diferentes Ciudades-Estados de Grecia.
Este templo dedicado a la diosa Atenea,
servía como lugar de encuentro de los
jóvenes que se acercaban a ofrecer sacrificios
y se alistaban para celebrar, lo que con
el tiempo pasó a ser, las olimpiadas. Comenzaron en la Ciudad-Estado de Olimpia, en honor del dios
Zeus, dios de los dioses.
Durante los juegos olímpicos se
suspendían las guerras hasta terminar las competiciones
En las pruebas,
sólo podían participar hombres honorables de ascendencia griega. Los ganadores Vivian
el resto de su vida del Estado, recibían guirnaldas de olivo y coronas de
laurel.
Los ganadores de las celebraciones adquirían
gran fama y aquí es donde yo quería llegar: mi memoria me dice que hace tiempo
un profesor de formación clásica, nos contó a los alumnos la historia del
innombrable. Ya sé que ahora hay una película y novelas, etc. con ese título.
Pero en la Grecia antigua se utilizó esta denominación para referirse al autor
del incendio del Partenón, puede que por el año 150 a.C al 260 a. C.
Es
probable que el joven anhelando la gloria que se otorgaba a los vencedores olímpicos,
que pasaban a ser leyenda por los poetas, quisiera pasar también a la
posteridad por algo invulgar y único. Si no cumplía con los requisitos que se
pedían para participar o bien no tenía actitudes para competir, decidió:
Quemar
el Partenón, así todo el mundo Griego Conocido, hablaría de él y cuando se
refirieran al incendio del Gran templo de Atenea le nombrarían y mostrarían
interés por saber en qué ciudad nació.
Ocurrió
todo lo contrario, una vez capturado y confesado rápidamente, manifestó que
quería notoriedad y pasar a la historia por haber desafiado el poder de los
dioses. El castigo a semejante acto fue, causar el efecto contrario a sus
pretensiones, entonces le desnombraron y prohibieron a cualquiera mencionar el
nombre, pasando a ser el innombrable, no sé si se le cortó la lengua y se le
ejecutó pero sí, que nadie supo cómo se llamaba, ni algún dato sobre él.
Entonces
cuando alguien quería saber algo sobre el triste protagonista del desmán, solo
se decía el” innombrable” ha causado fuego, etc.
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