LADRONES DE TUMBAS


Sacramental de San Isidro
De niños, seguro que todos hemos oído historias de gente que entra en los cementerios para robar las pertenencias que se  dejan a los muertos en el cuerpo al ser inhumados, sobretodo, si dejan joyas en las manos de los nobles que llevan hasta el último momento el anillo blasonado en los dedos.
El día de TODOS LOS SANTOS, el día de difuntos y en  ocasiones muy especiales, los familiares de los fallecidos acuden al Campo Santo para rezar por su ser querido, algunos llevan objetos de limpieza para adecentar la tumba, pero también habrán reparado que aquello que no tienen grabado sobre la lápida los nombres de los finados, han desaparecido.
Una familia nos relató lo que pasaba en el pueblo donde iban muy frecuentemente
 al cementerio, a regar las macetas y limpiar la lápida.
“Al morir el abuelo no pensamos que sería necesario grabar sobre el granito, las letras en la tapa de la tumba, ya que en este pueblo suelen poner la foto del último enterrado y a veces, todos los que están en ese Túmulo. Así que, encargaron las escrituras  (de pegar), al hombre de la funeraria que se encargaba de todo eso. Pasado el tiempo: Advertimos que no había letras, sabemos todos los que están en la tumba, pero allí no figuran”



 Lo que ocurre es que en los pueblos es muy fácil que muchos de los enterrados en el “Huerto del Señor”,   compartan, por lo menos, un apellido o los dos, algunas veces en sentido inverso, otras veces, en el mismo orden.
Si ponemos un ejemplo García sería el apellido más común en España. Por tanto si los finados tienen como primer o segundo apellido García y en el pueblo los García son numerosísimos; Pues ocurre que resulta casi imposible averiguar  quien se dedica a robar los símbolos de las lápidas.
“Las fotos no las llevan, pero si los marcos tuvieran valor…, no lo duden, hoy en día, el respeto a los muertos no existe para algunos rateros”.

La manía de robar, de llevarse algo del sitio que visitan los rufianes, no tiene límite. Los panteones centenarios que existen en nuestras ciudades, están cerrados con cadenas y puertas de seguridad. Los ingenuos pensarían…, los muertos no pueden salir del hoyo; pero los "vivos", sí que pueden entrar y expoliar. Roban objetos de metal para chatarra, símbolos cristianos como cruces, medallas, esculturas, todo aquello que puedan hacer dinero o adaptar en las tumbas de otros lugares.
Buscamos en Google: "ladrones de tumbas en Wikipedia", y nos dicen que hay ladrones de cuerpos !qué fuerte!, al parecer, antiguamente se robaban los cadáveres  para llevarlos a las escuelas de anatomía, supongo que también como ritos satánicos o simplemente por villanía.
La última visita a la Necrópolis, habrá sido reciente y seguro que lo que les digo se puede  comprobar.
Si el encuentro  ha sido el 31, el día uno alguien que no tenía  para las flores de sus fenecidos, las habrá cogido de alguna tumba donde hubiera bastantes.
 Si es  el uno, el día dos  harán lo mismo. Si no se acercan más en todo el año: los santos,  las letras,  macetas, cruces, flores, marcos, etc.,… podrán desaparecer.





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