CULEBRÓN DEL VERANO


El monstruo del Lago Ness, siempre  aparece en verano, este año se ha disfrazado de político, promete darnos mucho miedo, inmenso trabajo no remunerado, nutridos  ríos de tinta y horas de trabajo de los medios de comunicación.
Suposiciones, acusaciones, veladas amenazas y cuando llegue el invierno el monstruo se esconde en el fondo del lago para dar paso a sus crías, todos aquellos monstruitos que nacieron al calor del estío.
Nuevamente pasaremos bochorno e intentaremos buscar lugares más cómodos donde guardarnos de tanto ataque verbal, del que nunca se aclara nada y de consecuencias vanas, ya que el lago se agita y zarandea las conciencias de las gentes de bien, pero los más veteranos sabemos que las aguas vuelven a su cauce y la superficie del pantano queda lisa como la manta que cubre el culebrón cuando duerme.
Nunca nadie lo cazó porque al intentarlo puede llevarse consigo hasta el fondo lodazal, a los atrevidos que no conocen su poder.

La morbosidad de los advenedizos no deja de agitar las aguas turbulentas,  removidas maliciosamente de forma tardía.
Al llegar el aire fresco del otoño los colores y contrastes de esta estación, nos hará guardar en la memoria tantas conversaciones y opiniones de la quimera que tanto nos acalora.

Mientras en lo seco, seguimos pasándolo mal, sin saber si mañana podremos hacer frente a los gastos de la vida diaria, temerosos de caer enfermos y vernos obligados a acudir a la sanidad pública.

A veces, hay quien desea que el culebro se lo lleve, y se acerca demasiado a la orilla del lago y hasta moja su cuerpo, pero este ser no es real, así que, volvemos y nos enfrentamos al monstruo de la corrupción, el paro,  la inseguridad,  la enfermedad y el abandono de Dios.

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