¿QUIEN SABE LO QUE HICIMOS EL ÚLTIMO VERANO?
El verano se acaba y volvemos a la rutina, además en mi
tierra dicen: cada uno cuenta de la feria, según le ha ido en ella.
Por lo que se me ocurre que, aquellos que han regresado de las vacaciones, ya tienen una razón para
sentir alegría, que es el hecho de retornar .Digo esto porque el número de
veraneantes que han sufrido accidentes en la carretera, ahogamientos o
cualquier incidencia, se debe tener en cuenta.
Las vacaciones se idearon para descansar, hacer nuevos amigos, conocer sitios diferentes a los
habituales, probar distintos sabores,
alimentar nuestra vista de imágenes satisfactorias, y sobre todo, recargar las pilas de aire limpio. Dormir más
sin el tirano despertador, tardar más tiempo que el habitual en el cuarto de
baño. Disfrutar al aire libre del sol, con una
buena lectura. Un ocio constructivo, donde no debe faltar una alimentación sana, ejercicio moderado y una diversión sensata.
(De los cuarenta para
arriba, no te mojes la barriga)
Hay muchas razones para estar contentos con, el día a día,
nuevamente, pero quizá sería mejor poner en los papelillos del bote que
iniciamos en Enero, todos aquellos sueños y deseos que quisimos alcanzar.
El año, aún no ha acabado, seguiremos intentando alcanzar lo
inalcanzable, quizá alguno de nuestros amigos virtuales han podido observar en
la playa el nuevo atuendo para las mujeres de religión musulmana, me refiero al
burkini. No tenemos opinión aún sobre la oportunidad de vestir esta prenda,
aunque ya se están levantando las voces que dicen que no es muy acertado ir tan
tapadas donde hay otras señoras occidentales, con la misma dignidad, que llevan trajes de baño
tradicionales.
Este tipo de bañador, nos recuerda el radicalismo religioso y las consecuencias nefastas que están
afectando a todo el mundo occidental.
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