TANTO QUERÍA EL DIABLO A SUS HIJOS:" QUE LES SACÓ LOS OJOS"
Tanto quería el diablo a sus
hijos que les sacó los ojos. Esto dirían en mi pueblo, al saber el fatal
desenlace de las niñas Ana y Olivia, supuestamente asesinadas por su padre.
Salta a la actualidad la noticia que hace tiempo estamos esperando:
"La aparición de las niñas", pero solo apareció del cadáver de Olivia. La gente se muestra sorprendida, y es que: ¿Hay sorpresa en una muerte trágica a manos de alguien, que ha pasado todas las líneas de razonamiento humano?
Esperábamos la noticia de la
aparición de dos niñas que habían sido secuestradas por su progenitor, que
supuestamente debía ser quien más cuidaría de las pequeñas en caso de
necesitarlo.
Seguro que las madres divorciadas por malos tratos, saben muy bien por qué ocurren estas cosas y por qué la sociedad tiene parte de culpa, al no apoyar a la mujer que está sufriendo esa manipulación psicológica, que la coloca en el centro de culpabilidad por su separación.
Ahora no sirve de nada lamentarse, habrá que pasar el duelo, tendremos que aprender a vivir con ello. Personas que parecen equilibradas y buenos padres, pueden ser presos de la ira, el narcisismo, la prepotencia y la intención maligna de hacer daño a la exmujer.
¿A quién hace daño este cobarde crimen de inocentes? Sin duda la más afectada es la madre, que entrega a sus queridas hijas al verdugo siniestro, que alberga en su intención la muerte, la desaparición física de las hijas de la pareja, el bien más preciado que puede tener una madre.
No habrá duelo que la consuele, ni medicina que la cure, el daño es irreparable. Dar La muerte a los propios hijos, es el acto más radical, perverso y atroz que puede perpetrar el ser humano. Ni todas las lágrimas del mundo, ni los discursos más tristes, ni las canciones más lúgubres podrán contener toda la pena de una mujer que confió en EL HOMBRE.
Hoy día 10/11 de Junio habrá que esperar que, la labor de búsqueda de los especialistas en estos sucesos, acabe y descubran el cadáver del supuesto parricida y el cuerpecillo de Ana la menor, de tan solo un año de edad. No ha debido tener mucha dificultad en arrebatar la vida a sus dos hijas.
Rezaremos por el alma de
los inocentes y para que aquellos que están en el trabajo tan duro de buscar
los desaparecidos, tengan fuerza y que estén seguros que los llevamos siempre
en nuestro corazón.
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