LO PEOR DE NOSOTROS MISMOS



Los hombres que abandonan a las legítimas esposas, por mujeres más jóvenes,  de las que se enamoran al creer encontrar un tiempo perdido,  en la juventud de la nueva pareja, desarrollan un COMPLEJO DE CULPA que dejan huella en cada acto de la vida del señor en cuestión. 
(Según los especialistas en el comportamiento humano, psicologos, hechiceros, etc.,...).

El tiempo pasa para todos y algunos hombres de condición sobrevenida y mejorada, consideran que las  primeras compañeras de camino, ya no están a la altura de su nivel, por lo que cuando encuentran mujeres más jóvenes( en la mayoría de los casos) se lanzan a la conquista de la ingenua pieza, sin detenerse en miramientos ni  sutilezas a la hora de arrinconar a la persona que ha compartido los años más duros del matrimonio: crianza de los hijos, pago de hipotecas, aguante de suegras, vecinos chismosos,  y finalmente infidelidades que dan al traste con el matrimonio.

Los compañeros también rehabilitados y requeté-divorciados consideran que son las primeras esposas quienes  deben llevar las de ganar a la hora de los DERECHOS, ya que debido a que en España no hubo divorcio hasta 1981, se cuentan los años de matrimonio forzoso, aunque los cónyuges hayan vivido en provincias diferentes y uno de ellos, o incluso los dos hayan cohabitado  maritalmente con otras personas.

Puedo contar  el caso de un joven que llegó a madrid,  y   le  casaron  con  una  mujer  por la  Iglesia , y no sé cómo consiguieron la partida de bautismo , ya que, no estaba bautizado, el padre era anarquista y de antepasados judíos, sin saber rezar ni el Padre Nuestro, sin haber hecho la Primera  Comunión, ni saber confesar, ni nunca haber ido a la Iglesia. 

Este hombre una vez liberado del primer matrimonio, cuando estaba un poco eufórico le decía a su nueva  mujer: "Cuando reces a tu Dios (Jesucristo), pídele que me salga bien el negocio que tengo  con fulanito, !que nos hace falta¡; además tengo que mandarle dinero a la tarada de la madre de mi hijo el mayor, “el medio pensionista”, que si no dice, que no lo manda. Será para pagar alguna criada que lo cuide,  que ella anda de juerga. Así que reza, que tú sabes”.
La legítima en cuestión, ya que tenían separación legal y pedida la nulidad eclesiástica, andaba a su libre albedrio, sin dar cuentas a nadie. Lo único que quería hablar con su legal esposo, era saber cuándo le mandaba el dinero para enviar al niño al colegio, caro y de religiosos, donde iban los hijos de sus amigas de clase social superior a la de su legal esposo y  legal familia política.

Claro que cuando llegaron los socialistas al poder, todos cambiaron de bando político y aquellos que habían cantado con la mano extendida en alto, ahora no querían saber nada de aquellos cánticos, incluso  querían ignorar al pobre mozuelo  que vino del país extranjero y dio el braguetazo al poco tiempo de arribar.

Todo se arregló para él en posición horizontal, lo que ocurrió es que al acabar el matrimonio, finiquitaron  todo aquello que le habían dado: novia, casa, trabajo.

Nada se llevó a su nuevo destino. La segunda oportunidad se la tuvo que gestionar  solo. Nueva pareja, casa pagándose por él, nuevos amigos e incluso nueva vida laboral.

Aportar al matrimonio un hijo, o hijos  de otro matrimonio es lo normal en caso de las familias reconstituidas. Pero los problemas que no se resuelven, provocan conflictos que se enquistan y pueden dar con el término de cualquier otra unión sentimental, matrimonio o pareja de hecho.

Las heridas mal cerradas, es decir, el complejo de culpa, no dejan crecer las relaciones renovadas, porque en su interior existe    una  pus que impide cicatrizar las causas de las rupturas  y,  malogra  la convivencia sana con otras personas.

Son estos vericuetos lo que nos  hace sacar lo peor de nosotros mismos.

La malicia es el sentimiento más presente en las parejas recicladas,  que no van al nuevo matrimonio de una forma sana. Llevan la desconfianza de la primera experiencia   por delante, así siempre conservan sus amigotas/es, sus cuentas privadas, secretos inconfesables y no sé cuántas cosas más. 

Además hacen sentir a los hijos que llegaron en primer lugar al mundo, que son más queridos que los siguientes, cuando en realidad, los  hijos que vienen con mayor madurez suelen ser buscados y  no vienen por ignorancia o por necesidad de asilo.Y es que  hay cosas grabadas, porque máquina  tenemos todos.

Los cristianos sabemos que es Caín quien mata a Abel por envidia y el mito se repite incesantemente a través de la historia. Esperemos que en esta ocasión Caín se conforme solo con robar y no llegue a matarnos, aunque la maldad, a veces, no tiene límite, sobre todo cuando cuenta con la ayuda de terceros  que  están muy ocupados en procesos  interesantes de grandes  beneficios, que ayudan al enemigo.

Y si alguien no está de acuerdo con lo que digo: “Que me lo diga”.














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