LA PANDEMIA SIN SANAR


                                                                                                            
Las restricciones de movilidad, que todas las comunidades autónomas estamos sufriendo, tienen un horizonte triste, tantos temas para salir a la calle y hacer mofa de cada uno de ellos y resulta que,  el virus no nos deja festejar en el Carnaval.

Las catástrofes del 2020 pronto nos hicieron desear que el año pasara pronto, pero no pensamos que, a veces, después de lo malo viene lo peor. La única luz que vemos en la oscuridad es la de las vacunas que prometen remediar nuestros peores meses y en algunos casos gratis.

Si, “el dinero compra casi todo”, y ya se están anunciando paquetes turísticos con vacuna incluida. Claro que, España no participa en este  macabro evento, quizá si tuviéramos de sobra para la población..., pues los listillos se lo plantearían. De momento los únicos que se están pasando la frontera para poder estar más tiempo de ocio, son los vecinos de más allá de los Pirineos.

Se debía dejar que los mayores de 65 años se vacunen y además que regresaran, los que por alguna razón están fuera de su tierra. Indultar todos los descalabros que hayan hecho, siempre que no haya sangre por medio,  y reiniciar la vida.

Mi amiga Laisa, tenía un abuelo que antes de los 80 años hizo tantas tontunas que le tuvieron que mandar de retiro espiritual a Albacete .De repente el abuelo que siempre había sido un gran caballero se dedicó a perseguir a las mozas  del pueblo, que eran amigas de su nieta. También comenzó a beber carajillos, que al parecer, ponen coñac  en el café y nadie se entera. Solo que llegan a casa cantando el Asturias Patria querida. Además se iba a cobrar la pensión y la "perdía" en la esquina, por cierto que, existía un bingo por allí.


Este señor era muy serio y formal y por eso nadie reparó en la demencia senil que se había apoderado de su voluntad. Pasó de ser un señor encantador a ser un viejo verde que le gusta el "alpiste", además se enviciaba hasta con la máquina de los chicles del chino.

La familia no sabía qué hacer porque le querían mucho,  pero tuvieron que incapacitarle e ingresarle temporalmente en una residencia "de pago", hasta que diagnosticaron lo que padecía: El abuelo está chocho, es decir,  demencia senil. 

Los geriatras recomendaron a la familia una buena terapia grupal-familiar y una vez que recibieron instrucciones de cómo tratar al mayor adulto, lo llevaron de nuevo al domicilio familiar.

No es bueno hacer comparaciones porque son odiosas, aunque a veces son necesarias.  Hay muchos mayores y mayoras que, cuando las neuronas, los neurotransmisores, el reuma y todos esos huéspedes, además de los virus,  que viven en nuestro cuerpo sin permiso y de forma autónoma, se confabulan para que el ser humano desbarre,  pasan por dementes de toda la vida, pero ocurre que,! Con suerte todos llegamos a viejos ¡y estas cosas: Ocurren.


Comentarios

Entradas populares de este blog

ENTREVISTA A LA DOCTORA GARCÍA-MATRES

VEINTE NO ES LO MISMO QUE VENTE

EXPERIENCIA MUY POSITIVA