REFLEXIONES SOBRE LOS PECADOS CAPITALES

 La situación actual no está para tirar cohetes, aunque nuestros gobernantes piensen que si. Y eso engorda el discurso de aquellos que, solo miran el ombligo  suyo.

Para quien escribe, la religión es algo importante que nos ayuda a explicar lo inexplicable. La inmensidad del Universo no cabe en nuestro cerebro limitado, así que recordamos aquello que hemos aprendido desde niños: ¿qué son los pecados capitales?.

A saber: Soberbia, avaricia, lujuria, envidia, gula, ira y pereza.

Pero tampoco vamos a volver al catecismo, ya hemos crecido y sabemos mucho. Por eso y ante los tiempos que se acercan, me gustaría reflexionar sobre tres pecados capitales para esta Navidad, dejando los cuatro siguientes a partir de enero.

.- La soberbia se encuentra en aquellas personas que son incapaces de reconocer errores, nunca piden perdón y siempre están en posesión de la verdad. Seguro que todos conocemos personas de nuestro entorno así, incluso alguna vez, hemos actuado de forma soberbia ante una reprimenda, o un conflicto de intereses. Pero no se preocupen mucho, a no ser que, realmente sean unos narcisistas irreparables, porque este trauma se cura con la humildad. 

“La humildad es la virtud que consiste en reconocer las propias limitaciones y debilidades, actuando con modestia y sin soberbia. Se manifiesta como una percepción realista de uno mismo, valorando tanto las fortalezas como las debilidades, y no debe confundirse con la humillación. Una persona humilde es respetuosa, está dispuesta a aprender de los demás, prioriza el bienestar común y fomenta relaciones igualitarias.  (GOOGLE)”

.-Ira es un sentimiento repentino incontrolable que guarda resentimiento en su manifestación, normalmente es esporádico y una vez el conflicto acaba, la ira pasa, pero cuando se convierte en un comportamiento habitual, y se mezcla con la soberbia  es muy peligrosa, ya que, lleva consigo deseos y actos de venganza, violencia física y psíquica, llegando a las agresiones personales. 

La virtud que aplaca  la ira es la paciencia, debemos pensar antes de hablar y sujetar nuestro enfado, darnos cuenta de que nuestro inconsciente está acelerando nuestro corazón y reflexionar sobre lo que  vamos a hacer frente  a este sentimiento, que está trastornando nuestro comportamiento.

Ya saben que tomo café con una amiga que se llama Cándida, y por cierto debe ser descendiente del Santo Job, ese que tenía una paciencia infinita. .

El dicho "tener más paciencia que el santo Job" se usa para describir a alguien que soporta situaciones difíciles con calma y entereza. Job es recordado como un modelo de fe inquebrantable y resistencia ante la adversidad. El refrán se usa para elogiar a quienes demuestran una fortaleza similar ante las dificultades. 

Job, a pesar de, ser un hombre justo y próspero, fue sometido por Dios a pruebas severas, incluyendo la pérdida de sus riquezas, hijos y salud.(GOOGLE)


El amor de la vida de Cándida se marchó a comprar tabaco y nunca más volvió. Cándida se lo tomó con calma y solo vendió el anillo de pedida y los regalos valiosos que su marido le hizo. Nunca más supo de él, ni falta que le hizo, pronto encontraría pretendientes no fumadores. Y eso ocurrió en las vísperas de la Nochebuena, porque al ex novio le toco un buen pellizco en la lotería y no quería gastarlo con una mujer tan sencilla, había señoras relacionadas con el incumplimiento del  sexto mandamiento, que prometían más divertimento que  Candi.

Esta suerte del afortunado nuevo rico de la lotería, enlaza con la avaricia propio de las personas que se afanan por acumular riquezas que no necesitan, no quieren compartir sus bienes con el prójimo.

Tampoco este hecho consiguió perturbar a la esposa  abandonada, ella siguió con su vida de siempre, los amigos, la familia, se refugió en su religión y entendió que nunca había sido amada realmente, que solo había sido un juguete para  pasar el tiempo.

La calidad y la fortaleza de Cándida , superó con creces el egoísmo y la falta de amor de este hombre egoísta, cobarde, mísero, narcisista,  e irresponsable.

Igual que en otros  pecados, existe una virtud que atenúa o mejora este defecto:  GENEROSIDAD. 

Cuando colaboramos en recaudar medios físicos para que otros puedan vivir dignamente, estamos realizando una cura de egoísmo, donamos aquello que no necesitamos, aunque la verdadera donación es dar aquello que nos cuesta, no nos lleva a la ruina la donación, pero nos cuesta dar algo que quizá algún día necesitaremos.

Hay que recordar el refrán: !Manos que no dais¡...¿qué esperáis?

 La Navidad se acerca y no todo el mundo va a poder comer turrón, y viandas exquisitas En estos días seamos generosos con los bancos de alimentos, con las organizaciones sin ánimo de lucro, y con aquellos que nos les llega nada de abundancia.

 Sabemos que hay  necesitados de compañía, solidaridad y generosidad. Si no tenemos bienes que compartir seguro que podremos dar unas horas de nuestro valioso tiempo en el voluntariado, eso hará Cándida y quien escribe, cuando pueda y me recupere.

Araceli Torres Fernández
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Noviembre 2025

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